jueves, 7 de mayo de 2009

ENTREVISTA CON PABLO DE ROKHA

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ENTREVISTA CON PABLO DE ROKHA

Por José Martínez Fernández

El próximo miércoles 10 se cumplen cuarenta años de la autoeliminación de Pablo de Rokha, uno de los más grandes poetas de la lengua española del siglo veinte. A continuación imaginamos una entrevista con él.

-Buenas tardes don Pablo. Vengo en nombre de Francisco Melo Santos, el poeta: su amigo, mi amigo. En Arica leímos juntos nuestra poesía…en los setenta…o poco antes…


-Era un buen poeta ese muchacho.

-Escribió un solo libro…”¡A tiempo y fuego!” y se lo dedicó a Luciano Cruz, entre otros…


-Como yo, Francisco se suicidó.

-Carlos Droguett dijo que a Ud. lo habían impulsado al suicidio: el olvido, el rechazo, la falta de posibilidades…

-A Melo, también le pasó lo mismo. Al menos existió un Presidente que sí me consideró algo. Un largo viaje cultural nos dio a mí y a mi bella Winétt…Yo le agradezco a él esa bondad frente a tanta indiferencia. ¿Usted sabe quién fue ese Presidente?

-Juan Antonio Ríos Morales, un radical. Quiero saber qué piensa, ahora, de Pablo Neruda.

-Ese gordo. Era simpático el hombre…, eran otros tiempos. Él creía en el marxismo como yo, pero teníamos fuertes discrepancias…

-Usted lo acusó de tener la “panza” llena de dinero…de ser un burgués…

-Bueno, ya le dije…Eran otros tiempos.

-Quimantú, la editorial del Estado no publicó ningún libro suyo, pero a Neruda y a la Mistral, sí…


-Esos cabrones me discriminaron…

-Hoy, sin embargo, a usted lo están publicando en varias editoriales y el gobierno de la Concertación ha apoyado algunas de esas iniciativas.

-¿Y lo merezco o no?

-Lo merece. Pero es un gobierno socialdemócrata…, al menos eso piensan algunos.

-Mmmm…no soy sectario…

-¿Quién lo diría don Pablo? Usted pensando así… Y Huidobro, ¿qué piensa de Huidobro?

-Ese otro cabrón se murió joven y se fue sin el Nacional, el que yo recién vine a ganar “reviejo”. Esos jurados eran unos canallas.

-Lo siguen siendo don Pablo. Pero este año se portaron bien: le dieron el Nacional a Efraín Barquero…

-¿No era nerudiano ese Barquero?

-Bueno, sí.

-Creí que estaba en compañía nuestra. Aquí en el General.

-Ya viejo ganó el Nacional de Literatura.

-A veces los jurados eran una mierda, al igual que esos críticos vendidos.

-Nómbrelos don Pablo.

-Usted quiere que uno saque resentimientos. En fin. Alone por la derecha y Hernán Loyola por la izquierda. Me hinchaban las bolas.

-A veces sigue siendo Ud. el poeta de piedra –como le llamó Mario Ferrero-, duro en sus conceptos frente a los críticos y a los poetas rivales. Ferrero como Juan de Luigi lo amaban, como los hermanos Palestro…

-Vivimos una época de batalla. Pero si de amar se trata, la que más me amó fue mi Winétt…

-Y usted le fui infiel, don Pablo…

-Yo tuve varias amantes, pero un solo amor…Ah, pero eso no lo escriba…

-Pero, ¿no considera que fue injusto el ataque a León Trotsky? Un poema muy fuerte escribió usted contra él.

-Ya le dije…eran tiempos de batalla.

-Y a Ud. no le consideraban en el aparato cultural, en lo oficial. De allí que dijera “yo fui el gran solitario de las letras chilenas”.

-Sí. Así fue.

-¿Y no lo es todavía?

-Al parecer, sí, porque a Winétt y a mí nos tienen en un solo nicho, como si siguiéramos siendo la lepra, la nada. Me duele más por mi Winétt…pero nuestros huesos están juntos, al menos…

-Cuando joven usted fue anarquista, como Neruda…

-Así es. En ese tiempo todos los rebeldes eran ácratas o casi todos.

-Y un gran poeta anarquista dijo que usted era el más grande poeta del siglo veinte.

León Felipe.

-Grande León Felipe. Viejo anarco que se fue a morir a México, escapando de las garras del franquismo…

-¿Usted que era ateo? ¿Ha visto a Dios por aquí?

-No, lamentablemente no. Si lo viera le preguntaría lo mismo que Sábato decía. Si estás aquí, si existes, ¿por qué hay niños que mueren de hambre?

-Muchas gracias don Pablo…Yo lo dejo aquí, en su humilde habitación, junto a su mujer, aunque sé que usted está creciendo más cada día y que en más y más lugares saben de usted. Su tumba es poco para un hombre de su estatura, pero su poesía es tan grande…

-Gracias por las alabanzas, pero el pueblo es el que merecía esa poesía.

-Todo el mundo merecía su poesía.




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